Un exreo, quien recientemente fue liberado de la cárcel de Palmasola en Santa Cruz, ha expuesto un elaborado esquema de estafas desde el interior del penal, alegando la complicidad policial en estas actividades delictivas. Según sus declaraciones, el modus operandi implica la capacitación de reclusos como “marketineros” dentro de la prisión, quienes emplean al menos quince teléfonos celulares para perpetrar estafas.
El exconvicto, cuya identidad permanece en el anonimato por razones de seguridad, reveló que los reclusos son entrenados para realizar estafas telefónicas desde áreas restringidas del penal, donde solo ellos tienen acceso. Además, afirmó que parte de las ganancias obtenidas, aproximadamente 1,000 bolivianos, se destinan a los padres “Brayan” y “Diego”, quienes a su vez entregan un porcentaje al oficial a cargo del pabellón.
“He podido evidenciar que el tema de las ciberestafas sale netamente del PC-4, PC-8 y desde antes era Chonchocorito. El sector de los marketineros, en realidad, está compuesto por unas quince a veinte personas, las cuales se capacitan para llevar a cabo las estafas. Ellos mismos proveen el crédito que son planes pospagos y a veces llaman para hacerse pasar por créditos”, relató el exrecluso.
En un giro aún más perturbador, el denunciante señaló que los oficiales de policía presuntamente permiten el uso de teléfonos celulares dentro de la cárcel a cambio de un soborno de 1,000 bolivianos por dispositivo. Además, alegó que los policías informan a los reclusos sobre las requisas planificadas, permitiéndoles ocultar sus teléfonos antes de que sean descubiertos.
El exrecluso también acusó a un coronel encarcelado de participar en actividades de estafa desde el interior de Palmasola. Según sus afirmaciones, los mismos custodios facilitan la salida temporal de los reos por una tarifa de 5,000 bolivianos, permitiéndoles cometer delitos fuera de la prisión antes de reincorporarlos.
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