El lunes 29 de julio los habitantes de las comunidades pobres de Venezuela se arrojaron a las calles de las principales ciudades del país para exigir respeto a la voluntad popular, en medio de unos comicios que han sido catalogados como fraudulentos tras la divulgación de resultados por parte del Consejo Nacional Electoral (CNE) que proclamó ganador al presidente Nicolás Maduro, sin permitir la presencia de testigos de la oposición en el proceso de totalización de los votos y sin proporcionar acceso pleno a las actas de escrutinio que respalden los resultados emitidos.
Miles de manifestantes tomaron ese día las principales avenidas de Caracas en una jornada que estuvo marcada por la represión y los abusos cometidos por agentes de la fuerza pública y la violencia ejercida por agrupaciones paramilitares conocidas como «colectivos».
La respuesta gubernamental se ha centrado en la represión a las manifestaciones de descontento mediante el uso desproporcionado de la fuerza que ha cobrado la vida de al menos dos decenas de manifestantes, la abierta actuación coordinada entre fuerzas de seguridad y agrupaciones de civiles armados proclives a Nicolás Maduro para aplacar las protestas, y en el aumento exponencial de las detenciones arbitrarias.
Una escalada de graves abusos por parte de las autoridades venezolanas han seguido al proceso electoral del pasado 28 de julio, los cuales debían servir para allanar el camino hacía el rescate de la democracia y la reinstitucionalización del país.
El precipitado y poco confiable anuncio del CNE, emitido la madrugada del lunes, proclamando ganador a Nicolás Maduro se produjo en medio de serias denuncias de impedimentos para la verificación del proceso de conteo y totalización de votos por parte de testigos vinculados al equipo de Edmundo González Urrutia, sin acceso pleno a las actas emitidas en cada uno de los centros de votación y en medio de una oleada de ataques armados encabezados por miembros de agrupaciones paramilitares pro-oficialismo y agentes de seguridad, contra ciudadanos que aguardaban a las afueras de los centros electorales por la publicación del escrutinio.
Estas y otras irregularidades atizaron un escenario de conflictividad en las calles del país que ha tenido como epicentro las comunidades populares, cuyos habitantes denuncian la existencia de un fraude y reclaman el reconocimiento
Tras una semana de la celebración de los comicios, el Ministerio Público venezolano informó que 1.062 personas habían sido detenidas hasta el día miércoles 31 de julio. Mientras, el propio presidente Nicolás Maduro Maduro elevó la cifra a cerca de 2.000 detenidos, calificando a estas personas como «terroristas» y anunciando que vendrían más detenciones en los próximos días.
Reportes independientes de la ONG Foro Penal Venezolano sitúan la cifra de detenciones en 988 personas con datos individualizados de los detenidos y los centros de reclusión en los que se encuentran privados de libertad.
Las denuncias van en ascenso y cualquiera de las cifras que se tenga como base documental, indican que estamos en presencia de un crecimiento exponencial de las detenciones arbitrarias en el país, sobre todo si las comparamos con los registros de otros ciclos de protestas como 2019, 2017 o 2014.
Teniendo como base la cifra oficial ofrecida por el Fiscal General, Tarek William Saab, el número de arrestos contra personas opositoras, manifestantes, periodistas y otras personas percibidas como opositoras, equivale a un 41,59% del total de detenciones arbitrarias registradas por Provea entre los meses de abril y agosto de 2017, el ciclo de protestas más importante del país desde 1989.
Represión total
Los registros de Provea y la plataforma periodística Monitor de Víctimas, dan cuenta de 22 personas fallecidas entre el domingo 28 de julio y el miércoles 31 de julio en eventos y protestas relacionadas con los comicios del 28 de julio.
Una persona -quien resultó herida en el día 29 de julio en una manifestación realizada en la Redoma de San Jacinto, en la ciudad de Maracay, estado Aragua-, es el más reciente fallecido.
Agencias